lunes, 29 de octubre de 2012

Los cantantes de ópera no requieren concursos, sino tiempo en su formación


El mundo de la ópera atraviesa un momento crítico porque en la actualidad se da muy poco tiempo a los cantantes para su preparación”, señaló el tenor Ramón Vargas, quien ofrecerá un concierto-homenaje, el martes 30 de octubre en el Palacio de Bellas Artes, para celebrar sus tres décadas como artista. “El canto es como la buena cocina y no como McDonald’s donde todo se mete al horno para que nazca una estrella”, dijo.

Durante la charla, el tenor aseguró que su trabajo es un privilegio, lamentó vivir en el extranjero por sus compromisos de trabajo y agradeció la realización de esta gala que reconocerá su trayectoria. Pero también aprovechó para criticar los concursos de ópera, lamentó la falta de apoyo a los jóvenes cantantes y aseveró que el crecimiento de los cantantes es como un árbol: lento y cuidadoso porque no se puede crear una voz a la velocidad de la luz.

Consideró que “en la actualidad estamos viviendo un momento de peligro porque no se está dejando el tiempo suficiente para la formación de cantantes”. Además, comparó el proceso de un escritor con el de un cantante. “No porque un joven escritor produzca unas cuartillas muy buenas ganará un Premio Nobel o Cervantes”; en la música sucede lo mismo, añadió.

PASIÓN. Aprovechó para pedir a los jóvenes cantantes que mantengan la pasión. “No piensen en el dinero, en ser uno de los tres tenores o como Andrea Bocelli. Piensen en la pasión por lo que están haciendo porque además siempre nos estamos jugando un volado, pues nuestra carrera nadie la garantiza, es algo subjetivo”.

 Ramón Vargas, el excelente tenor mejicano, vuelve a dar en el clavo. La parte que reproduzco es un fragmento de una entrevista concedida a "Cronica.com.mx", con el mismo título que la entrada que publico. El maestro prefiere huir de polémicas y no entrar a analizar el motivo por el qué "aficionados que rellenan cuartillas, ya se creen escritores"

Las causas para que en la actualidad, salvo honrosas excepciones, no haya voces nuevas e interesantes son múltiples. Atendamos simplemente al Teatro Real de Madrid. ¿Qué tenemos? Al frente del teatro un megalómano, empeñado en levantar polémica, que desaprecia olímpicamente los gustos del público, al que se supone que tiene que complacer en la medida de lo posible. Un tipo que coloca en el teatro, no lo que mejor dispone de acuerdo a su presupuesto, no, coloca en el teatro a sus amiguetes. Su ansia de dinero no parece tener límite, y los responsables del Teatro en vez de cortarle las alas, optan por DESPEDIR A LOS TRABAJADORES del Teatro. Semejante monstruosidad habla bien a las claras del primer problema que padece la Ópera. Los responsables de los teatros junto a los directores artísticos, mas preocupados en tener su bolsillo repleto y su puesto a salvo, que de verdad trabajar para lo que se supone que están: Trabajar por y para la Opera.

Este cáncer operístico tiene mas consecuencias. Por que si los directores de los teatros son empresarios, cuyo único objetivo es la cuenta de resultados, no resulta extraño que prefieran contratar a un pésimo Marcello Giordani, para cantar un intragable "Don Alvaro", antes que arriesgarse con un cantante joven. Contratar a un cantante joven requeriría de unos conocimientos de voces que pocos tienen en la actualidad. Y como en la empresa privada que se contrata por "Titulitis", ya que el evaluador de recursos humanos generalmente no tiene ni idea, en la ópera se prefiere a un producto de Marketing, antes que a una apuesta, de riesgo, por mor de la ignorancia del empresario o el director artístico-enchufado, de turno.

Cualquiera de ustedes que lean esta entrada dirán "Hombre, para eso sirve un concurso de canto, para que la apuesta de riesgo sea menor" Y yo les contestaría que si prefieren que me ría ahora, o lo haga más tarde. Por que por el mundillo de la ópera la sospecha generalizada es que los concursos están amañados y que los premios están concedidos de antemano. Me contaba un amigo, tenor, con posibilidades excelentes y que estando todavía en etapa de estudiante canta mejor que muchos de los que están en carrera, que en el último concurso que participó, de Zarzuela, habían pasado de ronda verdaderas nulidades. Y no lo decía por despecho. Me lo comentaba por los cantantes que había tenido ocasión de escuchar el día que le tocó cantar. Nada nuevo bajo el sol. No era la primera vez que le ocurría en un concurso. Y no es la única vez que ganadores de concursos importantes, como "Operalia", presentan una infame preparación técnica.

Y es que el mundo de hoy, donde la esperanza de vida es elevada, donde una persona de 40 años de la actualidad es una persona en plenitud, sorprende que se busque constantemente gente excesivamente joven, que prácticamente no ha tenido tiempo de formarse, en lugar de personas con sólida preparación. Y si además de joven, provoca desmayos por que se altera la naturaleza de ellos y ellas, que en este caso no hay distinciones, mejor. Pero claro, el concurso de canto es una buena ocasión para que le vean. Y sí digo bien, para que vean, y no escuchen, al futuro cantante. Por que aquí entra en escena el segundo cáncer de la opera: El agente artístico o las agencias.

Por que si al empresario se le podría mal disculpar su ignorancia, lo de las agencias, salvo honrosas excepciones, es todavía peor. Por supuesto que lo que quieren es ganar dinero, lógico, pero llama la atención que lo quieran hacer a cualquier precio. Sospecho que los sueños mas húmedos de cualquier agente es conseguir un producto mediático firme, que cuente detrás del cantante a la legión de "tifosos" correspondientes, y a vivir. Por que está demostrado, como el caso de Rolando Villazón, que da lo mismo que cante Mozart como Puccini, o Haendel como Leoncavallo: Los tifosos de turno defenderán con uñas y dientes a su ídolo y si tienen que destrozar la ópera para justificar los asesinatos musicales del cantante, se destroza la ópera. Pero al ídolo, ni lo toquen. Haga lo que haga.

Este es el panorama de hoy en día. Por desgracia voces sensatas como la del Tenor Ramon Vargas son voces que claman en el desierto. El dinero manda. Por encima del arte. Y así nos vá.