miércoles, 10 de septiembre de 2014

Elena Mosuc, Celso Albelo y Leo Nucci deleitan a la ciudad de A Coruña con una Traviata magistral.

Sábado 6 de Septiembre.
Palacio de la ópera de La Coruña: “La Traviata”.

Elena Mosuc (Violetta Valery)
Celso Albelo (Alfredo Germont)
Leo Nucci (Giorgo Germont)
Nuria Lorenzo (Flora Bervoix)
Alba López (Annina)
Francisco Pardo (Gastón)
Cesar San Martín (Barón Douphol)
 David Sánchez (Doctor Grenvil).

Coro y Orquesta Sinfónica de Galicia. Dirección: Ramón Tebar.
Dirección de escena: Mario Pontiggia.

















El arte en todo su esplendor.

La Traviata.  ópera en tres actos con música de Giuseppe Verdi y libreto de Francesco Maria Piave, basado en la novela de Alexandre Dumas (hijo) La dama de las camelias (1852).
Su estreno fue un sonoro fracaso, quién lo diría a día de hoy, y es posiblemente una de las  óperas mas conocidas, posiblemente de las más famosas entre el público menos aficionado a la ópera, y casi seguro la más representada en todo el mundo.

Todo buen aficionado que se precie de serlo debería, como si de una peregrinación a un lugar santo se tratara, asistir al menos una vez a una función en directo. El problema es que a día de hoy encontrar cantantes capaces de cantarla, al menos de manera digna, es un verdadero problema. Sin embargo, el que esto escribe ha tenido la suerte, la inmensa suerte, de asistir a un espectáculo de calidad, con mayúsculas; de estar presente el día que se ofreció lo mejor de lo mejor. Porque esta función del día 6 de septiembre fue una función redonda de esas que no se olvidarán; una función que reivindica la ópera como arte en estado puro.

Reconocer una obra maestra.

Siendo una obra tan conocida, tan escuchada, tantas veces oída por infinidad de cantantes ¿Cómo sabemos que estamos ante un evento único? La respuesta es fácil. Cuando la música, el canto te atrapa como si la vieras por primera vez. Cuando tu universo desaparece y solo la música existe. Cuando, en fin,  a pesar de que te la sabes de memoria, notas ese nudo en la garganta que no te deja hablar, solo aplaudir, por que ni un minúsculo "bravo" eres capaz de articular........Y la garganta no recobró su forma original hasta varias horas después. Por desgracia en esta ocasión solo tengo un audio, el "Parigi o cara" al final de esta entrada.

Los momentos.

Elena Mosuc que se presentaba en A Coruña compuso una Violetta de corte belcantista. Ello sin embargo no desmerece en absoluto su gran trabajo en general y en este primer acto, en particular. Una seguridad aplastante en todas y cada una de las notas de la partitura, nos llevó en volandas al primer gran momento de la noche: El "Sempre líbera". Cantado con toda la intención, fue dibujando todos los estados de ánimo de Violetta, en particular ese "crescendo" del personaje que escuchando a Alfredo a lo lejos termina rendida a sus pies. El colofón del mib era necesario. Una interpretación como la de Elena Mosuc, hubiera sido inconcebible sin ese final, bellísimo, culminación de un aria
brillantísima. El agudo al servicio de la belleza, no como tabla de salvación.

En el segundo acto, después de la afrenta de Alfredo, tumbada en el suelo, nos regaló un "Alfredo, Alfredo, di questo cuore non puoi comprendere tutto l'amore" en pianissimo para ponerle los pelos de punta a cualquiera. Y es que el dominio técnico de la cantante fue absoluto en toda la noche. La voz homogénea, recogida, sin estridencias y de fácil emisión, le permitió, no solo el acceso al registro agudo, sino al uso generoso de la coloratura, y al canto matizado.

En el tercer acto otro momento esperado: el "Addio del passato". ¿Qué destacar de esta parte? Difícil escoger. El mejor botón de muestra es la "Messa di voce" del final del aria alargado hasta el infinito, culminado con una hermosa "sfumatura".





Celso Albelo El tenor canario no se presentaba en A Coruña, ya que es un habitual de estos lares, pero si presentaba el rol de Alfredo. Un papel que cantará a lo largo de su vida muchas veces, sin ninguna duda. Un papel del que el maestro Kraus decía a proposito de "Il Duca y "Alfredo" lo siguiente:

Il duca, cuando se encaja al principio, ya lo tienes, porque su comportamiento es el mismo durante toda la ópera.

En cambio, Alfredo está un poco inseguro. Sus emociones dependen un poco de todo lo que se observa a su alrededor: del comportamiento de Violetta, del comportamiento de su padre, de todo ese peso burgués que existía en su familia...

Es un personaje complejo, más humano que Il Duca, por tanto, más difícil de fabricar y más agradable, porque precisamente hay más trabajo en él, hay que dedicarle más concentración, hay que ir sacándole puntas...

Y precisamente estos estados de ánimo son los que va dibujando Celso Albelo a lo largo de toda la obra. El primer gran momento, no es el brindis, como pudiera pensarse; el primer gran momento nos lo trae la preciosa parte que comienza con: "Un dì, felice, eterea" : donde parecía que cada palabra había sido escogida para ese momento, tal es la dulzura de la interpretación: el Alfredo enamorado está de pié en el escenario.

La voz de Celso Albelo ha ganado en peso vocal. Lo ha hecho de forma natural, sin perder ni un ápice de su facilidad para el agudo. Ello es posible por que el paso está completamente resuelto; una voz bien apoyada,  rica en armónicos; No hay cambios de color en una  voz que ha ido ganando en tersura, y su timbre, cada día más aterciopelado, es el ideal para este papel. Además la voz corre por la sala libre lo que evita al cantante esfuerzos suplementarios.

De todo ello tenemos amplias muestras tanto en el recitativo "Lunge da lei" como en el aria del segundo acto "De miei bollenti spiriti", como en la cabaletta "Oh mio Rimorso" coronada con ese sobreagudo tradicional, no escrito. Sobreagudo sostenido hasta el infinito, que culminaba esa lección de canto que nos ofreció y que fué aplaudida con fervor y agradecimiento por el público que llenaba el teatro.: Cómo cantar Verdi, y que parezca fácil.

El tercer momento de la noche  nos muestra el Alfredo furioso por el supuesto engaño: Questa donna conoscete? y a caballo con esta escena, el Alfredo arrepentido en el tercer acto con el duo del "Parigi, o cara , noi lasceremo" Es otro gran momento por que aparece aquello que nos faltaba por ver del carácter del personaje. El lucimiento para el tenor no son los agudos en esta ópera, el lucimiento es cantar bien, espectacularmente bien, y Albelo cantó el Alfredo como si el Maestro Verdi lo hubiera compuesto para él. No es fácil estar a la altura de los roles de los otros dos protagonistas. Y Celso Albelo lo consiguió sobradamente.


























Leo Nucci. Después de su majestuoso recital de Madrid en el ciclo de Lied, había una enorme expectación, al menos por mi parte, de volver a escuchar a Nucci. En Madrid hizo suyo a Verdi cantándolo con evidente comodidad, lo que volvió a suceder en Coruña. Posiblemente no exista en la actualidad otro barítono que cante Verdi con tanta perfección. Nucci sigue teniendo un agudo vibrante y potente, como demostró en la famosísima " Di Provenza il mar" atacando el fa3 sin fisuras ni artificios. El público que reaccionó casi al unísono con un sonoro "Bravo", se entregó al artista que no tuvo problemas en ofrecernos un bis, que ni que decir tiene llenó de regocijo a la sala.

Pero si emocionante fue la primera interpretación, la segunda, cantada a ¡¡a media voz!! en su primera parte fue apoteósica. El propio Nucci fué el que indicó al director que continuara con la obra, por que el público no cesaba de aplaudir. Detalle que se ha omitido en muchas crónicas empeñadas en minusvalorar el trabajo de este gran artista, generoso como pocos, que no tiene reparos en ofrecer lo mejor de si mismo.

Y por supuesto no nos olvidamos de su  magistral interpretación vocal y escénica en el dúo con Violetta, y su interpretación del  “Pura siccome un angelo”















El audio

Parigi o cara Coruña 2014



El resto del elenco.

El Coro y Orquesta Sinfónica de Galicia bajo la dirección de  Ramón Tebar estuvieron a la altura del espectáculo, lo que no es decir poco. Gran calidad en estos profesionales que es algo que el público supo reconocer con justicia: Pocas he visto hacer levantar a la orquesta en el foso para saludar dos o tres veces al público y que este responda redoblando los aplausos como cuando algún protagonista sale a escena. Gran ovación también para el coro que saludó al final del segundo acto siendo aplaudido con gran cariño y generosidad por el público. 

De los comprimarios  destacar por su calidad al Gastón de Francisco Pardo. Una bella voz de tenor potente y bien timbrada. Nos gustó mucho.

Correctos los restantes miembros que completaban el resto de personajes.

La puesta en escena.

Sobresaliente. Una Traviata de verdad. Preciosa. Dando el verdadero ambiente que necesita la obra. Sobresaliente "Cum Laude" para Mario Pontiggia. De cuya página de Facebook están obtenidas las fotos que aompañan a esta entrada