sábado, 24 de enero de 2015

Celso Albelo debuta el "Arnold" en Monte-Carlo.


                           Guillaume Tell
                         Ópera en Cuatro actos de Gioachino Rossini






Fotografias : ©Alain Hanel photographie - OMC 2015

Ficha Técnica. (De la página del teatro)

Direction musicale: Gianluigi Gelmetti
Mise en scène:  Jean-Louis Grinda
Décors: Éric Chevalier
Costumes: Françoise Raybaud
Lumières: Laurent Castaingt
Chorégraphie: Eugénie Andrin
Chef de chœur:  Stefano Visconti

Guillaume Tell Nicola Alaimo
Hedwige, son épouse Elodie Méchain
Jemmy, leur fils Julia Novikova
Arnold, prétendant de Mathilde Celso Albelo
Melchtal, père d’Arnold Patrick Bolleire
Walter Furst Nicolas Cavallier
Gessler, gouverneur Nicolas Courjal
Mathilde, soeur de Gessler Annick Massis
Rodolphe, capitaine de la garde Alain Gabriel
Leuthold, un berger Philippe Ermelier
Reudi, un pêcheur Mikeldi Atxalandabaso.

Chœur de l'Opéra de Monte-Carlo

Orchestre Philharmonique de Monte-Carlo

El debut

El Jueves 22 de Enero de 2014 se produce el debut del tenor canario Celso Albelo en el papel de "Arnold" de la ópera "Guillermo Tell" en el Teatro de la ópera de Monte-Carlo,  y si debutar un papel siempre es complicado, el "Arnoldo" son palabras mayores. Sin negar que es un papel atractivo, tampoco podemos perder de vista que es un papel que probablemente no le resulte completamente redondo a prácticamente  ningún tenor. La escritura original del papel estaba pensada casi seguramente para una técnica vocal distinta a la técnica italiana. Rossini salió muy disgustado de la actuación del tenor francés Duprez, que cantó el papel por primera vez en lo que hoy conocemos como "voz real", es decir, sin el uso del falsete en las notas que van desde el fa3# hacia arriba. Y esta escritura musical pensada para un instrumento vocal, digamos diferente, al actual, añade dificultades extras a la ya de por si complicada partitura.

El personaje

Arnold es un personaje heroico, un patriota, pero también un personaje que sufre por su amada Mathilde, y por la  muerte de su padre, ejecutado injustamente por orden de Gessler, el gobernador austriaco. Y esta compleja personalidad es difícil de manejar. La construcción del personaje requiere ardor, sin caer en excesos pero también requiere romanticismo, un romanticismo presente en la partitura con múltiples reguladores.

Esto implica que el tenor elegido debe poseer centro, un centro sólido, sin excesivo metal en el timbre, una voz preferiblemente cálida de manera que pueda conjugar perfectamente las partes con mayor vehemencia sin que sufra la parte más romántica y viceversa. Y además debe ser una voz con facilidad para el agudo, por que la partitura te va a llevar al sobreagudo no pocas veces. Por supuesto habrá quien prefiera una voz mas "broncínea" más metálica, lo que hará resaltar la parte mas vehemente del personaje. Son gustos. Personalmente me parece que está más cerca de la idea musical del autor lo descrito anteriormente, características que encontramos en la voz elegida para el protagonista.

Personaje difícil, en suma, pero agradecido. Cada aproximación a su partitura te permite descubrir algo nuevo, un matiz distinto. Es un personaje que siempre puede sorprender al intérprete cada vez que lo vuelve a afrontar. Y este es un atractivo muy potente para los artistas.


Le mien, dit-il! jamais, jamais le mien!....Ah! Mathilde, idole de mon âme! 



En el primer audio que vamos a escuchar el personaje de Arnold se debate entre el amor por Mathilde y la sensación de haber sido traidor a su patria.. Le mien, dit-il! jamais, jamais le mien!
Entra Tell y quiere convencerlo para presentar batalla a los austriacos. Arnold no se atreve a confesarle el amor que siente por Mathilde, una princesa austriaca a fin de cuentas y para si canta su desgracia Ah! Mathilde, idole de mon âme! 




Los que tuvimos la suerte de asistir a "La Traviata" en A Coruña recordamos la voz de Albelo con un mayor peso vocal que el que aquí observamos. En esta ocasión le ha quitado peso a la voz, pero dentro de sus límites. Así nos encontramos que la belleza y calidez de su timbre se mantienen intactos, así como su exquisita linea de canto.




Oui, vous l'arrachez à mon âme

Estamos en el segundo acto  y en este precioso dúo Arnold y Mathilde se confiesan mutuamente su amor pese a todos los inconvenientes entre ambos. Es una página realmente bonita la que vamos a escuchar cantada con dulzura y apasionamiento.





Quand l’Hélvetie est un champ de supplices

Nada mas irse Mathilde entran Tell y Gualtiero. Tell ha estado espiando la escena de los dos amantes y le recrimina su amor por una extranjera. Arnold no quiere participar en la lucha, pero Tell le da la noticia de que su padre ha muerto a manos de Gessler. Desesperado, debatiéndose entre el deseo de venganza, la idea de traicionar a la patria, pero teniendo el amor de Mathilde detrás que puede perder, termina uniéndose a la causa. Un torbellino de sentimientos que Albelo nos muestra en este dificilísimo trío  .



Toda la dulzura del dúo anterior se transforma en furia cuando conoce la muerte de su padre. Pero sigue siendo un personaje atormentado, sumido en un mar de dudas. Transmitir eso es francamente difícil, mas aun cuando estas debutando el personaje. A mi juicio consigue el retrato ideal del héroe romántico atrapado entre dos fuegos igual de poderosos.


Asile héréditaire,   Amis, amis, secondez ma vengeance

Y llegamos al plato fuerte: Arnold está en casa de su padre preso de los recuerdos, lamentado la muerte de este. Tell ha sido apresado y llegan los Confabulados para salvar a Tell del cautiverio y librarse del yugo Austriaco. Arnold les enseña el arsenal que Tell y su padre reunieron, canta el "Amis, amis, secondez ma vengeance:" y enfervorecido  marcha a la lucha . 






Como podemos observar Celso Albelo le dedica tanto al recitativo como al aria el tiempo necesario. No todos los tenores lo hacen. Más de uno aplica el "Corriam Voliam" al pie de la letra. Pero la interpretación de esta pieza con todos los reguladores impresos en la partitura requiere una delicada atención. El final, alargado hasta el infinito, es una muestra más de las cualidades de Albelo. Y una muestra perfecta de la tremenda exigencia de la partitura. Cantar bien el "Arnold" es un reto de categoría por lo ya comentado: Un torbellino de sentimientos que tienen que aflorar en la escena. Por encima de la exigente partitura en la zona aguda, el personaje tiene que aflorar, y Celso Albelo consigue en este su debut un acertado equilibrio entre las fuerzas que azotan al personaje.