domingo, 9 de noviembre de 2014

Un bis en el Teatro Real o cómo buscar los cinco minutos de gloria.


La historia reciente del Teatro Real, para desgracia de los madrileños y los seguidores de la ópera, se está caracterizando por la polémica. Polémica insana, denigrante, que no conduce a nada bueno. A la penosa gestión de Mortier, el informe reciente del tribunal de cuentas, que abocaba a la ruina al coliseo madrileño de no enderezar el rumbo, se une ahora la historia que nos cuenta el bochornoso, pero acorde al nivel periodístico de este país, artículo publicado en un periódico madrileño de tirada nacional.

En este artículo se desvela con toda claridad como una mujer, musicóloga al parecer y estudiante de canto, se dedicó a repartir una octavilla entre el público asistente a la función del viernes 7 de Noviembre de 2014 de la ópera de Donizetti  "La Fille du Regiment ", pidiendo el "Bis" del aria "Ah mes amis quel jour de fête" célebre por su escritura de nueve Do4 prácticamente seguidos. En esta función el papel de "Tonio" correspondía al tenor mejicano Javier Camarena. Y las octavillas animaban, como se va a poder ver, al público asistente, a pedir el bis a este tenor, precisamente.





 La autora de las octavillas estará muy orgullosa de este artículo,  ya ha conseguido salir en la prensa, Y uno se pregunta si el objetivo último de la autora no era su minuto de gloria.

Pues ya puede estar contenta de la aberración que supone la realización y publicidad de este acto, porque, a partir de este momento ¿Qué credibilidad tiene este cantante? Ninguna. A partir de este momento cualquier actuación de éxito de este cantante se puede poner en duda, desde el momento que se ha demostrado que su supuesto triunfo, estaba dirigido. A partir de ahora cualquier individuo, crítico de nuevo cuño, que escribe en ciertos panfletos digitales, ya tiene munición para machacar a cualquier artista que no cuente con sus simpatías.
 A cualquier cantante novel que empiece a descollar se le podrá machacar a partir de ahora, según las filias y las fobias del comentarista de turno, insinuando que tiene detrás de él al correspondiente público aleccionado.
Ya sucedió antes en este mismo Teatro, cuando en un foro se acusó a un cantante de tener una "clá" dirigida, por que para este individuo era imposible que se aplaudiera a este artista. Y semejante afirmación, que encontró eco en los "listos" de turno, hizo mucho daño.


El mal ya está hecho: Solo espero que a ningún talifán de ningún cantante, con ganas de autobombo y de notoriedad pública o con insuflas de representante artístico,  se le pase por la cabeza, ni en sueños, repetir la jugada. Porque el descrédito al que se le puede llevar al cantante es tremendo. Una vida de trabajo y de estudio se puede echar por tierra fácilmente desde el momento en que alguien decide que quiere salir en los periódicos, o ascender socialmente, o tener su minuto de gloria y elija este sistema. Porque lo de la octavilla en sí, ya era malo, pero todavía es peor cuando la mencionada musicóloga, hace bastante porque los periódicos se hagan eco de su "genial" jugada.

Además se jacta públicamente de que le regaló la octavilla a Camarena después de la representación. A partir de ahora, puesto que parece que nadie le da importancia, la sombra de la duda se cernirá sobre cualquier "bis", tanto si es de Javier Camarena, como de cualquier "bis" que se conceda en el Teatro Real. Porque  cualquier persona puede pensar que las octavillas entre el público no eran ignoradas por el cantante, por cuanto este no se mueve del lugar donde ha terminado el aria. Si cuando los aplausos decrecen hubiera dado media vuelta dispuesto a continuar la representación, no hubiera habido bis. Y lo más triste de todo esto es que el aria no estaba mal cantada, ni mucho menos.
A lo mejor no sabía nada y solo estaba emocionado por el reconocimiento a su trabajo, algo humano al fin y al cabo, pero resulta que el novio de la musicóloga también andaba metido en el asunto preparado para jalear y armar el ruido suficiente para que continuaran los aplausos. ¿Qué quiero decir con esto? Que el cantante, a menos que aborte todo intento de "bis", queda bajo sospecha. Sin comerlo ni beberlo. Pero la autora de la jugada, la "musicóloga", rebosa felicidad.

Este tipo de iniciativas, creo que ya lo he dejado claro, me parecen algo muy malo, pero que muy malo para los cantantes, y para la ópera. El hecho de que lo haya perpetrado una musicóloga y estudiante de canto no le da valor. Más bién al contrario, ya que si tiene ciertos estudios debería de saber, si es que el sentido común no se lo dicta, que estas actuaciones son dañinas, muy dañinas.

Porque si ser musicóloga da valor a estos actos, cuando siendo musicóloga "pasa a cuchillo" a un cantante, sin mas razón que la fobia personal, tendríamos que admitirla en el mismo plano superior ¿No? Es decir las filias y las fobias personales son, sin necesidad de argumentarlas, aceptadas a pies juntillas "Por ser musicóloga" ¿Qué quieren que les diga?

Edito al 19/11/2014

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2 comentarios:

paco dijo...

Respetado Alvaro, nada que objetar sobre tu acertado comentario....he escuchado y visto algún vídeo de J. Camarena, reconozco que es muy bueno, en cambio a mi no me gusta..como yo suelo decir..y puede que no tenga razón,..sólo oigo "gritos" limpios..muy limpios si, sin embargo no noto nada de verismo, musicalidad y "alma" en el canto de J. Camarena...naturalmente le deseo una larga vida de triunfos...abrazos....

noX dijo...

Pues muy agradecida por el comentario porque sólo conocía la otra parte, la del éxito.
Puesto que formo parte de ese público inexperto al que se le puede tomar el pelo con facilidad, me alegro de encontrar comentarios neutrales y al margen del mercado.
A mí sí me gusta su voz para este papel, siempre desde el punto de vista del video, pero lo de las octavillas me parece ridículo.